lunes, 20 de febrero de 2012

Lev Nikoláyevich Tolstói

También conocido como León Tolstói (Yásnaya Poliana, 1828 - Astápovo 1910) fue un novelista ruso ampliamente considerado como uno de los más grandes escritores de occidente y de la literatura mundial, y sus obras se cuentan entre las más importantes del Realismo.
Nacido en una familia noble, se trasladó a Kazán tras la muerte de sus padres, estudiando en dicha ciudad y en la Universidad de San Petersburgo, en donde se licenció en Derecho.

Pudo observar junto a uno de sus hermanos la guerra entre Rusia y Turquía, que le sirvió para hacerse una buena idea del ambiente marcial del ejército zarista. Tuvo gran influencia en el anarquismo de Kropotkin y en la resistencia no violenta de Gandhi, con el que mantenía contacto epistolar, así como en el vegetarianismo, siendo también un gran defensor del esperanto y un pacifista convencido.

Tolstói viviría siempre escindido entre esos dos espacios simbólicos que son la gran urbe y el campo, pues si el primero representaba para él el deleite, el derroche y el lujo de quienes ambicionaban brillar en sociedad, el segundo, por el que sintió devoción, era el lugar del laborioso alumbramiento de sus preclaros sueños literarios.

Al igual que algunos de sus personajes, el final de Tolstoi tampoco estuvo exento de dramatismo y el escritor expiró en condiciones bastante extrañas. Había vivido los últimos años compartiendo casi todo su tiempo con depauperados campesinos, predicando con el ejemplo su doctrina de la pobreza, trabajando como zapatero durante varias horas al día y repartiendo limosna. Muy distanciado de su familia, que no podía comprender estas extravagancias, se abstenía de fumar y de beber alcohol, se alimentaba de vegetales y dormía en un duro catre.

Por último, concibió la idea de terminar sus días en un retiro humilde y el octogenario abandonó su hogar subrepticiamente en la sola compañía de su acólito el doctor Marivetski, que había dejado su rica clientela de la ciudad para seguir los pasos del íntegro novelista. Tras explicar sus razones en una carta a su esposa, partió en la madrugada del 10 de noviembre de 1910 con un pequeño baúl en el que metió su ropa blanca y unos pocos libros.

Durante algunos días nada se supo de los fugitivos, pero el 14 Tolstoi fue víctima de un grave ataque pulmonar que lo obligó a detenerse y a buscar refugio en la casa del jefe de estación de Astapovo, donde recibió los cuidados solícitos de la familia de éste. Sofía llegó antes de que falleciera, pero no quiso turbar la paz del moribundo y no entró en la alcoba hasta después del final. Le dijeron, aunque no sabemos si la anciana pudo encontrar consuelo en esa filantropía tan injusta para con ella, que su últimas palabras habían sido: "Amo a muchos."



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