martes, 28 de febrero de 2012

Notas de la tertulia del 21-02-2012

La muerte de Ivan Ilich, de Leon Tolstoi

El segundo encuentro de este trimestre estaba dedicado a La muerte de Ivan Ilich, de Tolstoi. Estuvo menos concurrida que otras veces, sin embargo, fue una sesión con una magia especial debido probablemente al tema central de la novela: la muerte. Si bien no hubo unanimidad, a la gran mayoría les pareció una obra maravillosa.

Comenzamos hablando del protagonista indiscutible, Ivan Ilich. Unos apuntaban que no les había dado ninguna pena el sufrimiento que padece y argumentaban que lo tenía merecido por su carácter ambicioso en cuanto al éxito profesional y su estatus social. Otros, por el contrario, sí habían sentido lástima por la tremenda soledad que transmite y por la actitud que su familia y amigos tienen con él.

En lo que sí estuvimos todos de acuerdo es que el personaje del sirviente que atiende a Ivan Ilich es enternecedor por su dedicación exclusiva más allá de sus obligaciones, su paciencia, su comprensión y su buen hacer.

Después la tertulia quedó centrada, como la novela, en el gran tema de la muerte. Lo comentamos desde dos puntos de vista diferentes, el del enfermo y el de la familia. Se dijo también que sigue siendo algo tabú, de lo que casi no hablamos en casa con nuestros allegados y que en muchos casos no sabemos hacerle frente.

Sobre el estilo del texto señalaron que se lee bastante fácil porque la trama y el lenguaje usado no son complicados. Precisamente en esta sencillez radica su grandeza, y es que a través de esta nouvelle de escasas páginas, el autor nos hace reflexionar sobre la muerte, y, por conscuencia, sobre la vida.

Antes de morir, Tolstoi dejó marcada su última lectura: "La vida es un sueño y la muerte es el despertar. La muerte es el principio de la vida". Esta frase de Michel de Montaigne resume a la perfección el mensaje que el autor nos transmite con esta novela.


Sinopsis: Ivan Ilich es un pequeño burócrata que fue educado en su infancia con las convicciones de poder alcanzar un puesto dentro del gobierno del imperio zarista. Paulatinamente sus ideales se van cumpliendo, pero se dará cuenta de que no ha servido de nada dicho esfuerzo; al llegar cerca de la posición que siempre ha soñado, se encontrará con el dilema de descigrar el signigicado de tanto sacrificio, y de valorar también el malestar reinante en el pequeño entorno familiar que se ha construido. Un día se golpea al reparar unas cortinas y comienza a sentir un dolor que lo aqueja constantemente. Poco a poco, Ivan Ilich irá muriendo, y planteándose el porqué de esa muerte y de esa soledad que lo corroe, a pesar de estar rodeado de personas.


lunes, 20 de febrero de 2012

Lev Nikoláyevich Tolstói

También conocido como León Tolstói (Yásnaya Poliana, 1828 - Astápovo 1910) fue un novelista ruso ampliamente considerado como uno de los más grandes escritores de occidente y de la literatura mundial, y sus obras se cuentan entre las más importantes del Realismo.
Nacido en una familia noble, se trasladó a Kazán tras la muerte de sus padres, estudiando en dicha ciudad y en la Universidad de San Petersburgo, en donde se licenció en Derecho.

Pudo observar junto a uno de sus hermanos la guerra entre Rusia y Turquía, que le sirvió para hacerse una buena idea del ambiente marcial del ejército zarista. Tuvo gran influencia en el anarquismo de Kropotkin y en la resistencia no violenta de Gandhi, con el que mantenía contacto epistolar, así como en el vegetarianismo, siendo también un gran defensor del esperanto y un pacifista convencido.

Tolstói viviría siempre escindido entre esos dos espacios simbólicos que son la gran urbe y el campo, pues si el primero representaba para él el deleite, el derroche y el lujo de quienes ambicionaban brillar en sociedad, el segundo, por el que sintió devoción, era el lugar del laborioso alumbramiento de sus preclaros sueños literarios.

Al igual que algunos de sus personajes, el final de Tolstoi tampoco estuvo exento de dramatismo y el escritor expiró en condiciones bastante extrañas. Había vivido los últimos años compartiendo casi todo su tiempo con depauperados campesinos, predicando con el ejemplo su doctrina de la pobreza, trabajando como zapatero durante varias horas al día y repartiendo limosna. Muy distanciado de su familia, que no podía comprender estas extravagancias, se abstenía de fumar y de beber alcohol, se alimentaba de vegetales y dormía en un duro catre.

Por último, concibió la idea de terminar sus días en un retiro humilde y el octogenario abandonó su hogar subrepticiamente en la sola compañía de su acólito el doctor Marivetski, que había dejado su rica clientela de la ciudad para seguir los pasos del íntegro novelista. Tras explicar sus razones en una carta a su esposa, partió en la madrugada del 10 de noviembre de 1910 con un pequeño baúl en el que metió su ropa blanca y unos pocos libros.

Durante algunos días nada se supo de los fugitivos, pero el 14 Tolstoi fue víctima de un grave ataque pulmonar que lo obligó a detenerse y a buscar refugio en la casa del jefe de estación de Astapovo, donde recibió los cuidados solícitos de la familia de éste. Sofía llegó antes de que falleciera, pero no quiso turbar la paz del moribundo y no entró en la alcoba hasta después del final. Le dijeron, aunque no sabemos si la anciana pudo encontrar consuelo en esa filantropía tan injusta para con ella, que su últimas palabras habían sido: "Amo a muchos."



Sesión de febrero

El siglo XIX, la edad de oro de la literatura rusa

Aleksadr Pushkin es considerado el impulsor de la literatura rusa moderna y con él nombres tan reconocidos como Chéjov, Gógol, Turgénev, Leskov y en especial Dostoyevski y Tolstói. Todos ellos consiguieron con sus magníficas obras poner a la narrativa rusa en un lugar destacado de la literatura mundial.

Nosotros comentaremos la lectura de Tolstoi, La muerte de Ivan Ilich, el martes 21 de febrero a las 18:00.

viernes, 17 de febrero de 2012

Diálogos de Medianoche

Fernando Aramburu en Civican hoy viernes 17 febrero a las 23:30 h.

Fernando Aramburu presenta en esta nueva sesión de "Diálogos de Medianoche" su última novela, galardonada recientemente con el Premio Tusquets. En Años lentos el autor, a través de las experiencias de un niño cuyas  vivencias se parecen mucho a las que vivió en su infancia, recrea el nacimiento en el País Vasco del grupo terrorista ETA, que tantas muertes y sufrimiento causaría luego.

Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) reside desde 1985 en Alemania. Considerado uno de los narradores españoles más destacados de su generación, con galardones como el Premio Ramón Gómez de la Serna 1997 y el Premio Euskadi 2001, es autor de las novelas Fuegos con limón (1996), Los ojos vacíos (2000), El trompetista del utopía (2003) --llevada al cine con el título de Bajo las estrellas--, Bami sin sombra (2005) y Viaje con Clara por Alemania (2010).
Además, ha publicado las prosas breves El artista y su cadáver, el libro de relatos El vigilante del fiordo y  el libro infantil Vida de un piojo llamado Matías (2004).