jueves, 21 de marzo de 2013

Notas de la tertulia del 19-03-2013

El 19 de marzo, San José, fecha en la que se celebra el día del padre, nos juntamos para charlar sobre Sukkwan Island, de David Vann. Remarco la fecha porque el protagonista indiscutible de la novela es el padre y también lo fue el de la tertulia.

Algunos estaban deseando comentar la terrible experiencia lectora que les había supuesto el libro. Terrible, no porque sea malo, sino porque el relato es durísimo. Un padre, Jim, y un hijo, Roy, que se marchan a una isla desierta en Alaska con la intención de permanecer allí un año para conocerse mejor. El planteamiento parece prometer aventura, diversión y supervivencia. Nada más lejos de la realidad, porque lo que nos encontramos es un padre deprimido que arrastra a su hijo a situaciones horribles que terminarán desencadenando la tragedia.

El relato es en parte autobiográfico porque David Vann vivió una situación parecida. Su padre le invitó a pasar un año juntos en Alaska, él declinó la oferta y su padre se suicidó dos semanas más tarde. Se trata pues de un ejercicio de desahogo que el autor plasma en una novela que desorienta, sacude cimientos y convicciones, aborda un tema muy delicado, el suicidio, y todo ello con un escenario inhóspito y salvaje que está a medio camino entre el atrezzo y el protagonismo. 

La  novela está dividida en dos partes. La primera de ellas, narrada desde el punto de vista del hijo, era la que más había gustado a todos.  A pesar de tener pocos elementos de acción, el autor mantiene la tensión narrativa a la perfección. La segunda parte, con el punto de vista del padre, se hace más incómoda, más repetitiva y algo pesada.

El estilo del autor es uno de los puntos fuertes del libro. Es brillante, impecable, sin adornos pero eficaz. Usa recursos como la ausencia de capítulos o la reiteración para contribuir a la sensación asfixiante y propiciando que el lector devore la novela en poco tiempo.

Sobre los personajes, como se comentó antes, el padre centró toda la sesión. De él se dijo que era una persona cobarde, manipuladora, inmaduro, impresentable, incapaz de vivir en soledad y poco o nada hábil para comunicarse con su hijo. En cuanto a éste último, a todos les pareció mucho mayor de lo que en realidad era por la madurez o la habilidad que demostraba en determinados momentos.
También se habló de la madre, a muchos les costaba creer que dejara ir a Roy un año entero con su padre a la isla. Otros, sin embargo, habían tenido la sensación de que le estaba presionando para que fuera, porque le hace pensárselo dos veces antes de tomar la decisión.

En definitiva, se trata de una pesadilla narrada con un estilo apabullante que no deja indiferente y que atrapa desde la primera hasta una última frase, tan sencilla como tremenda:

 "Simplemente no había entendido nada a tiempo"

Sinopsis de la editorial:
Una isla salvaje en el sur de Alaska, a la que solamente puede accederse en barco o hidroavión, repleta de frondosos bosques húmedos y montañas escarpadas. Este es el inhóspito decorado que Jim ha elegido para fortalecer las relaciones con su hijo Roy, a quien apenas conoce. Doce meses por delante, viviendo en una cabaña apartada de todo y de todos, colaborando hombro con hombro: parece una buena oportunidad para estrechar lazos y recuperar el tiempo perdido. Pero la situación, poco a poco, deviene claustrofóbica, asfixiante, insostenible.


 

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