El martes por la tarde nos reunimos para comentar la última lectura de la temporada. Esta vez cerramos el curso con la novela de Ignacio Martínez de Pisón, Carreteras secundarias. A casi la totalidad de los asistentes les había gustado y entretenido, a otros solo ciertos aspectos les convencieron. En líneas generales se comentó que el principio de la novela puede llegar a ser algo monótono, sin embargo, a medida que el relato avanza, la trama se acelera de tal forma que uno ya no puede abandonar su lectura hasta el final.
Lo más comentado de la novela fue, sin duda, los personajes y las relaciones que se establecen entre ellos, aunque principalmente hablamos sobre el papel del padre. El hecho de que el narrador de la novela sea el hijo adolescente es clave es este sentido, ya que a través de él, el autor va dosificando la trama y la va madurando conforme lo hace el protagonista.
Por ello, durante la primera parte del texto los tertulianos calificaron al padre de sinvergüenza, canalla, inmaduro, alguna incluso comentaba que le ponía muy nerviosa. Todo cambia cuando el hijo comienza a descubrir ciertos detalles del pasado de su padre, y empieza a mirarlo y valorarlo con otros ojos. En este punto la mayoría empezó a sentir pena por él, por esa tragedia personal que no manifiesta, por no aceptar su situación personal y laboral. La relación que existe entre ambos fue también muy comentada. A pesar de la falta de comunicación que existe entre los dos, conforme la novela va llegando al final termina siendo enternecedora.
Otros personajes que también gustaron mucho fueron las novias del padre que van desfilando por la novela, entre ellas Estrella y Paquita. Sus apariciones derrochan humor y simpatía.
Sobre el final de la novela todos coincidieron en que el autor lo había solucionado demasiado rápido. A unos les pareció que después de tanto calvario la pareja protagonista se merecía el final feliz que propone Martínez de Pisón. Otros comentaron que hubiese sido más lógico, por el desarrollo del personaje, que el padre hubiera muerto sin saber que iba a cobrar la herencia.
Hablamos también de otros detalles de esta obra como la curiosa comparativa de los protagonistas con Quijote y Sancho Panza, el contexto histórico de la novela o el título escogido por el autor, que a todos les pareció muy adecuado a las vidas de sus personajes.
En definitiva, un relato ameno con un estilo sencillo y muy conseguido dado su narrador, con mucho más trasfondo de lo que parece, que nos hace reflexionar sobre la dificultad de las relaciones intergeneracionales, y con unos personajes perfectamente construidos a lo largo de toda la novela.
Sinopsis:
Un adolescente y su padre viajan por la España de 1974. El coche, un Citroën Tiburón, es lo único que poseen. Su vida es una continua mudanza, pero todos los apartamentos por los que pasan tienen al menos una cosa en común: el estar situados en urbanizaciones costeras, desoladas e inhóspitas en los meses de temporada baja. Bien pronto, sin embargo, tendrán que alejarse del mar y eso impondrá a sus vidas un radical cambio de rumbo.
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