Ayer volvimos a encontrarnos tras el descanso veraniego para comentar la novela Crematorio, de Rafael Chirbes. Una novela para lectores valientes y tenaces, que rebosa literatura y que invita a la reflexión.
La mayoría de los participantes disfrutaron de su lectura, aunque más de uno destacó que era algo densa y hacia el final se va haciendo algo reiterativa. A pesar de esto, se insistió en la calidad del escritor a la hora de expresar sentimientos, en el buen ritmo de la novela y en lo bien forjados que están los personajes, principalmente el protagonista, Rubén Bertomeu.
Sobre la estructura del texto se comentó que era muy original. Cada capítulo está dedicado al monólogo interior de cada uno de los personajes. Un “chorreo” continuo de ideas, pensamientos, recuerdos y emociones en los que no hay ni un solo descanso.
De forma inevitable, la tertulia terminó haciendo balance de la situación actual, de las consecuencias de la especulación inmobiliaria y de lo que nos espera en años venideros.
Os invito a que completéis esta breve reseña con las opiniones que pudieron quedarse en el tintero.
Sinopsis de la editorial: La muerte de Matías Bertomeu, el ideólogo que cambió la revolución por la agricultura, pone en marcha los mecanismos que componen Crematorio. El dolor devuelve el reverso de vidas levantadas sobre oscuros cimientos: la del hermano de Matías, Rubén, el constructor sin escrúpulos; la de Silvia, la hija de Rubén, biempensante restauradora de arte casada con Juan Mullor, el catedrático que prepara la biografía de Federico Brouard, viejo amigo de los Bertomeu, un escritor alcohólico que vive el fracaso de sus últimos días; la de Ramón Collado, el hombre que hizo los trabajos sucios del constructor; la de Traian, el mafioso ruso, viejo socio de Rubén; y la de Mónica, la jovencísima y ambiciosa esposa. Chirbes nos ofrece un panorama terrible: la corrupción como savia que recorre todo el cuerpo de una sociedad en la que la destrucción del paisaje adquiere valor de símbolo.
Otras reseñas:
-Ángel Basanta para El Cultural:
-Marta Sanz en el blog La tormenta en un vaso: